2. Deja ir y simplemente se testigo de los pensamientos que te preocupan.
Durante la última década, mientras Angel y yo trabajamos gradualmente con cientos de alumnos y clientes de coaching, y asistido a evento Online, llegamos a comprender que la causa fundamental de la mayoría del estrés humano no es más que nuestra terca propensión a aferrarnos a pensamientos estresantes.
En una palabra, nos aferramos firmemente a la esperanza de que las cosas salgan exactamente como imaginamos, y entonces complicamos nuestras vidas hasta un extremo sonde nuestra imaginación no representa la realidad.
Entonces, ¿cómo podemos dejar ir y vivir mejor?
Dándonos cuenta de que no hay nada a que aferrarse en primer lugar.
La mayoría de las cosas (situaciones, problemas, preocupaciones, ideales, expectativas, etc.) a los que tratamos desesperadamente aferrarnos, como si fueran elementos reales, sólidos y eternos en nuestras vidas, no están realmente ahí. O si están allí de alguna forma, están cambiando, fluidos, impermanentes, o en su mayoría creados en nuestras mentes.
La vida se vuelve mucho más fácil de manejar cuando comprendemos esto.
Imagina que tienes los ojos vendados y pisando el agua en el centro de una gran piscina, y estás luchando desesperadamente para agarrar el borde de la piscina que crees que está cerca, pero realmente no lo está; está lejos. Tratar de agarrar ese borde imaginario te está estresando, y agotando, a medida que pataleas sin rumbo tratando de aferrarte a algo que no está allí.
Ahora imagina que te detienes, respiras profundamente y te das cuenta de que no hay nada cerca a lo que aferrarte. Sólo agua a tu alrededor. Puedes seguir luchando por agarrar algo que no existe... o puedes aceptar que sólo hay agua alrededor tuyo, y relajarte, y flotar.
Este es el arte de dejar ir. Y comienza con tus pensamientos...
Lo que tienes que recordar es que sólo porque el mundo que te rodea sea confuso y caótico, no significa que el mundo dentro de ti tiene que serlo también.
Tú puedes deshacerte de toda esa confusión y caos dentro de ti creado por otros, el pasado, eventos incontrolables, o tu estado general mental...
Con sólo ser un simple testigo de tus pensamientos.
Se trata de estar en silencio, y ser testigo de los pensamientos que pasan a través de ti. Sólo ser testigo al principio, no interferir y ni siquiera juzgar, porque al juzgar demasiado rápido pierdes ser testigo puro. En el momento en que te apresures a decir, "esto es bueno" o "esto es malo", ya fuiste agarrado por el caos.
Se necesita de un poco de tiempo para crear una brecha entre ser testigo de tus pensamientos y tu reacción ante ellos. Una vez que la brecha esté allí, sin embargo, estarás en camino a una gran sorpresa; que no eres los pensamientos que tienes, ni el caos que los influyen. Eres el testigo, un vigilante, capaz de dejar ir, cambiar de opinión, y elevarse por encima de la agitación.
Y este proceso de observación del pensamiento es la misma alquimia de la verdadera atención plena. Porque a medida que te vuelves cada vez más y más en sólo un testigo, los pensamientos confusos y caóticos comienzan a desaparecer.
Estás pensando, pero tu mente está vacía de charlas sin sentido.
Estás flotando, sin peso extra y mucho menos esfuerzo.
Es un momento de iluminación; un momento en el que te conviertes, tal vez por primera vez, en un ser humano libre de sentimientos, cuerdo y verdaderamente libre.
Así que hoy, deja que este sea tu recordatorio para dejar ir todas las pequeñas molestias. Muévete a través de tu día conscientemente. Haz un esfuerzo para notar por lo menos una pequeña frustración insignificante que normalmente te frustre. Entonces hazte un favor y simplemente déjalo ir. Experimenta, de esta manera, la libertad de controlar tu manera de sentir. Y date cuenta de que puedes extender este mismo nivel de control a cada situación que encuentres en la vida.
En casi cualquier momento, la forma en que te sientes es la forma en que eliges sentirte, y la forma en que reaccionas es la forma en que eliges reaccionar.
Cuando piensas mejor, vives mejor.
Y la vida se hace más feliz.